No podemos negar que los finales del siglo XX traen consigo la modificación de escenario, el mismo que tiene como característica central el proceso de Globalización y Restauración de la democracia en los países de América Latina incluida Bolivia.
Esta modificación de escenario determina una nueva forma de concebir la historia y una nueva forma de actuar de los ciudadanos.
La globalización se convierte en una realidad innegable que llega a todos los planos: económico, político social, cultural.
El avance en los sistemas de información y comunicación (Internet, TV Cable, las antenas satelitales) hacen que el universo se conecte en segundos, que el mundo se haya convertido en una gran aldea mundial, la cual con gran facilidad quiebra las barrera de información, de conocimiento , quiebre las barreras entre culturas.
Así mismo vemos que con la globalización se da el avance de la tecnología; la automatización, los sistemas de producción moderna, también generan una realidad que lleva aceleradamente al desempleo estructural a miles de ciudadanos.
La globalización es un fenómeno mundial, que se da con la expansión del capitalismo, es un proceso que encierra relaciones asimétricas, o sea no homogéneas originando una serie de desigualdades entre los piases industrializados y los llamados del tercer mundo, más concretamente, los países más pobres del planeta, en los cuales estamos incluidos.
Estas asimetrías, injusticia y desigualdad dieron origen a grandes movimientos sociales que reclaman ser dueños de su destino y el derecho a ser respetados en su diferencia.
Estos movimientos sociales en Bolivia que actuaron con decisión en Febrero y Octubre negro, dejaron atrás los tiempos de las dictaduras vividas en los años setenta. Hoy los ciudadanos claman por una igual distribución de la riqueza y buscan afanosamente ser incluidos en las grandes decisiones que hacen a la vida del país.
Los movimientos sociales y la sociedad en general piden pasar de la democracia pactada, representativa y de concertación a una democracia participativa, pluralista, respetuosa de la diferencia, al establecimiento de consensos.
Esta búsqueda a veces es mal entendida y aprovechada por quienes bajo el pretexto de saldar cuentas con el pasado o el deseo de mantener privilegios, no ven que ponen en peligro la unidad del país.
Vivimos momentos difíciles de transición de un Estado neoliberal a un Estado que aun no ha definido su rumbo, la asamblea constituyente reedita la política pactada y de concertación.
El Estado aun mantiene las matrices del neoliberalismo, cuyas consecuencias son el crecimiento de la exclusión económica, política, social y cultural., haciéndose más difícil el panorama, debido a que existen posiciones fuertemente fundamentalistas, que quiebran la unidad y abren paso a la fragmentación y el antagonismo regional, étnico, religioso y de género, producto de un accionar anti-ético de la clase dirigente en los diferentes niveles de toma de decisiones y del poder.
Estamos frente al momento que exige establecer un gran consenso, por la construcción de un país con moralidad, con transparencia en la gestión estatal, contra la corrupción, que respete la autodeterminación, el derecho a la diferencia y fundamentalmente que le devuelva la ética a la política.
La generación de un CONSENSO para lograr una ideología contra hegemónica producto de la diversidad de voluntades colectivas e individuales.
La voluntad colectiva entendida no como una mera alianza de clase. O como acuerdos producto de la negociación, sino como la creación de una unidad superior donde se fusionan quienes tienen el deseo de construir una nación.
Necesitamos una reforma intelectual y moral, la misma que organicé la voluntad colectiva y por lo tanto genere el hombre colectivo, ético, libre y transparente, en lugar del hombre corrupto, protegido por la impunidad y el individualismo.
Por eso planteamos recuperar desde nuestros antepasados una identidad comunitaria, democrática, que elimine las fronteras de la desigualdad; en si una sociedad donde la democracia no sea apenas un sistema de gobierno, sino un estilo de vida.
Esto sólo es posible en la medida que como hombres y mujeres comprometidos admitamos la necesidad de incorporarnos al mundo donde el logro de una calidad de vida y el ejercicio de los derechos sea la meta construida en el reconocimiento de la unidad y la pluralidad, organizada a través de las interacciones e incluso de los antagonismos.
Solo esto es posible si reconocemos que solo es posible construir democracia real con el concurso de hombres, mujeres, jóvenes, niños, negros, blancos, católicos, evangelistas, es decir si reconocemos que BOLIVIA es responsabilidad de todos y no solo de los gobernantes.
Si reconocemos que el medio ambiente ignora las fronteras entre los países, entre los hombres; si reconocemos que somos parte de la biodiversidad, en ésta existe diferencia pero no antagonismo, sino complementariedad.
Si reconocemos la dignidad humana de cada uno de los ciudadanos bolivianos y si respetamos y honramos nuestra herencia cultural.
Si entendemos que el agua, la tierra, la comida no es problema de la producción sino de la distribución y reafirmamos nuestro compromiso para resolver la crisis ecológica y social del país junto al planeta.
Preparándonos para enfrentar el cambio climático, la pobreza, la escasez de agua y de comida, el aumento del precio del petróleo, los alimentos, las inundaciones en el oriente y la sequia en el occidente y otros que emergen de la agresión a vida humana, animal y vegetal en la tierra.
PARA QUÉ NACEMOS
· Para convertirnos en un centro de irradiación de una nueva forma ser y de pensar democráticos, a través del reconocimiento de que somos diversos y que cada una de las regiones del país sea el pueblo en ejercicio efectivo de su soberanía, el que defina el proyecto de país que quiere en el siglo XXI, en el que todos los ciudadanos tengan derecho a una calidad de vida.
· Para devolver la ética a la política, contra la corrupción, el trásfugio en busca de transparencia y construcción colectiva de la nación. Una Visión de país, que tenga como base la preocupación por el interés general, en el ser humano concreto, en sus valores, cultura y necesidades, sin prejuicios ni arrogancia. Rescatando la política de los políticos, para que la ciudadanía haga política y los políticos, como manda la doctrina y la ley, sean administradores o mandatarios, reconociendo como mandante, el pueblo.
QUE SE QUIERE HOY
Que los actores sociales participen en el control del ejercicio de nuestros derechos: de personas, grupos, de minorías, a través de nuevas formas de mediación, las mismas que construirán una autonomía individual, colectiva y de nación de manera que los ciudadanos podamos ser dueños de nuestro propio destino y nuestra biodiversidad.
COMO HACERLO:
Solo esto es posible sino entendemos que hoy Bolivia necesita establecer una nueva relación con la naturaleza, si entendemos que el país que legaremos a nuestros hijos y nietos, mire en la Pachamama, no una deidad ancestral, sino la tierra misma que nos cría y nos acoge, que nos abre los brazos sin distinción y que genera frutos que hacen que nuestra reproducción cotidiana sea una reproducción de igualdad, de justicia social, de no violencia, de equidad.
Construyendo una unidad férrea, poniendo la voluntad colectiva, modificando el pensamiento de: la responsabilidad no es mía, para decir sino la responsabilidad es mía, es tuya, es nuestra
El Partido Verde Bolivia se funda para ser la sabia de una Bolivia Unida y Ecológica.
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